La observación de la fauna islandesa es una de las actividades que, año tras año, atrae a un mayor número de turistas. Y es que Islandia es algo más que su hipnótica y, en ocasiones, dura naturaleza (aunque siempre espectacular). En la tierra del hielo y el fuego podemos observar, también, a los auténticos habitantes de sus rincones más salvajes. Ovejas errantes, caballos salvajes, zorros árticos, focas, frailecillos, ballenas e infinidad de aves conforman un paisaje de fauna variada y altamente atractiva.
a de las actividades que mayor interés suscita en los amantes de la observación de la fauna islandesa es el avistamiento de ballenas.
Ver ballenas en Islandia.
Aunque la observación de ballenas se puede realizar en cualquier mes del año, son los meses de junio, julio y agosto los que concentran un mayor número de visitantes, y donde podemos encontrar una oferta más variada debido al mayor número de circuitos que se realizan hacia las bahías donde se concentran los cetáceos.
Además, en verano los ejemplares de ballenas que se acercan hasta las costas islandesas son más numerosos, por lo que las probabilidades de tener éxito y poder ver algún ejemplar en todo su esplendor son más altas.
En Islandia podemos observar unas 23 especies distintas de ballenas, desde la pequeña marsopa, una ballena de apenas 2 metros de longitud, hasta grandes cetáceos como las orcas.
Dónde puedo ver ballenas en Islandia
Generalmente, las excursiones para la observación de las ballenas parten de 3 ciudades: Reikiavík, Húsavík y Akureyri (aunque también pueden verse en algunas zonas de la península de Snæfellsnes)
Los circuitos organizados suelen ofrecernos la posibilidad de una nueva visita sin coste en el caso de que la primera incursión no haya tenido éxito y no se haya podido ver ningún ejemplar de ballena, o las inclemencias meteorológicas hayan impedido la salida.
El norte del país, con bastiones del avistamiento de ballenas situados en las localidades de Húsavík y Akureyri, es el lugar que concentra una mayor densidad de población de estos animales marinos.
Los circuitos organizados para el avistamiento de ballenas salen de Reikiavík, Húsavík y Akureyri durante todo el verano. No obstante, durante el invierno, la oferta se reduce a salidas sólo desde Reikiavík.
Observación de ballenas en verano
Los meses de junio, julio y agosto son los ideales para ver ballenas en Islandia. Los motivos que justifican la observación de ballenas durante los meses de verano son obvios:
El mayor número de ejemplares que se concentran en las aguas litorales del país, y que nos garantiza una mayor probabilidad de éxito a la hora de ver a los cetáceos.
El incremento de la oferta de circuitos para el avistamientos de las ballenas.
El tiempo más benévolo (donde el frío del invierno ya ha quedado atrás).
Una temperatura del agua más cálida (aunque las aguas de Islandia siempre son frías), lo que hace que el recorrido en barco sea más confortable que el que realizaríamos en otros meses del año.
El oleaje y la bravura del mar suelen estar más calmados en los meses más cálidos
Es importante que nos proveamos con el equipamiento que nos ofrecen desde los organizadores de los circuitos, ya que, aunque sea verano, las aguas de las bahías islandesas son frías, y no ir debidamente vestido y equipado puede convertir la actividad en una experiencia incómoda.
Las ballenas en la primavera y el otoño islandés.
Los meses de abril, mayo, septiembre y octubre son una época igualmente propicia para ver ballenas en las aguas del país. Durante estos meses contamos con la ventaja de que no existen las aglomeraciones típicas del verano.
Por contra, el tiempo ya no es tan apacible como el de los meses de verano. Además, la temperatura del agua es más baja y hay una mayor probabilidad de que el mar esté revuelto.
Observación de ballenas en invierno
Aunque pueda parecer todo lo contrario, lo cierto es que durante los meses más fríos de Islandia (de noviembre a marzo) la observación de ballenas es una actividad que podemos realizar perfectamente.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, las inclemencias propias del invierno islandés, el frío, el viento y las aguas gélidas de las bahías donde acuden las ballenas.
Durante los meses de invierno, los circuitos que nos acercan a las ballenas salen exclusivamente de Reikiavík y tenemos la posibilidad de ver orcas en las aguas cercanas a la capital islandesa.
En invierno, ir equipado es importante
Las empresas organizadoras de circuitos para ver ballenas nos proveen del material y el equipamiento necesario para realizar la actividad con seguridad y confort.
No obstante, debemos recordar que estamos en Islandia (y, además, en invierno) por lo que, aunque nos abriguemos y equipemos debidamente, al zarpar en uno de los barcos que nos llevan hacia las aguas que rodean las bahías de Islandia, las bajas temperaturas serán una de nuestras acompañantes. Con toda seguridad, vamos a pasar frío. Un precio a pagar por tener el privilegio de poder vivir experiencias únicas del invierno de Islandia.
Qué ballenas podemos observar en Islandia
Hay más de 20 clases de ballenas visibles en las costas de Islandia. Dependiendo de la época en la que nos aventuremos en uno de los circuitos destinados al avistamiento de alguno de estos cetáceos, podremos ver unas especies u otras.
Algunas especies de ballenas, como las orcas, sólo son visibles, durante la época invernal, en las aguas cercanas a Reikiavík. La orcas se acercan hasta las costas islandesas en busca de las poblaciones de arenque. Sin embargo, la orca es difícil de ver y hay que confiar un poco en la suerte para que alguno de estos ejemplares deje de jugar al escondite con los barcos islandeses.
La ballena más común en Islandia es la ballena jorobada, un animal de unos 12 metros de envergadura, que se acerca a las costas islandesas durante la época estival, al reclamo del aumento de las poblaciones de plancton.
Además de la jorobada, otra ballena de gran tamaño, como la Minke, puede verse durante todo el año, aunque sus poblaciones son más numerosas en los meses de verano, cuando las aguas de Islandia no son tan frías.
Y si deseas ver ejemplares de menor tamaño, como las marsopas, o incluso algunos tipos de delfines, pueden ser visibles en cualquier época del año. Eso sí, debes confiar en que la suerte te sonría y algunos de estos cetáceos se asome a la superficie para que puedas verlos durante una de tus incursiones.