En el límite del campo de hielo del Eyjafjallajökull, en el sur de Islandia, se alza el pueblo de Skógar. A simple vista, sus reducidas dimensiones parecen augurar que nos encontramos ante una de las muchas aldeas desperdigadas por las llanuras de Islandia. Y, sin embargo, Skógar esconde mucho más de lo que, en apariencia, parece querer ofrecernos.
Con el imponente volcán como telón de fondo, y la cascada Skógafoss visible incluso antes de llegar a nuestro lugar de destino, llegamos a Skógar tomando un desvío perfectamente señalizado desde la Ring Road. Apenas una aldea con una docena de construcciones desperdigadas, ahora reconvertidas en su mayoría en casas de hospedaje, hoteles y restaurantes, reciben al visitante.
La afluencia turística, sobre todo en la época de verano, contrasta con los escasos 25 habitantes censados en el pueblo de Skógar. Y sin embargo, aquí encontramos con una de las visitas obligadas de todos los que deciden visitar Islandia: la cascada de Skógafoss.
Skógafoss, el poder del agua
Conocida como la Cascada de Skógar, su imponente caída puede vislumbrarse desde la propia Ring Road. La cascada de Skógafoss es una de las más visitadas por quienes se acercan al pueblo de Skógar y motivos para ello no le faltan.
Las aguas del río Skógá descienden desde el valle que forman los glaciares del Eyjafjallajökull y el Mýrdalsjökull. En su recorrido hacia el mar, el río deja el espectáculo de más de 20 cascadas, algunas de ellas múltiples. Pero, sin duda, la más espectacular de todas ellas es Skógafoss, un salto de agua de algo más de 60 m. de altura y 25 m. de amplitud, que provoca la abrupta caída desde la meseta por donde discurre el Skógá, hasta la llanura que conduce el extremo final del río hacia las aguas del Atlántico.
La imponente visión del enorme caudal precipitándose al vacío sobrecogen al visitante, que se empequeñece ante la demostración de fuerza por parte de la naturaleza.
Quienes han visitado Skógafoss (al igual que algunas otras cascadas de Islandia) se sorprenden del ruido provocado por la precipitación del agua.
Skógafoss permite una visita algo más amplia que otras cascadas, ya que es posible caminar por su base, entre la cortina de agua, donde si tenemos la suerte de disfrutar de un día soleado podremos ver un perfecto arco iris dibujado en la cortina de agua en suspensión; o ascender, a través de la escalera habilitada a la derecha de la cascada, hasta la parte alta de la meseta para observar el salto de agua desde su lugar más alto.
En la parte alta tenemos una panorámica de la llanura verde del litoral, con el río Skógá zigzagueando hacia la costa. Aunque cabe decir que la visión obtenida desde la parte superior no iguala la magnitud de la visión que la cascada nos ofrece al contemplarla desde la base.
Si optamos por subir la escalera que nos conduce a la parte alta de la cascada es recomendable llevar chubasquero, ya que una gran cantidad de diminutas gotas en suspensión se elevan debido al salto de agua.
Existe una leyenda local donde se habla de la existencia de un tesoro escondido tras la cascada, ocultado allí por un colono llamado Þrasi.
La mejor época para visitar Skógafoss es el verano. En la época estival las laderas que rodean la cascada, así como la llanura que se extiende alrededor del río Skógá, a lo largo del litoral, se cubren de vegetación y todo se inunda de un llamativo color verde. Durante el otoño, o el inicio de la primavera islandesa, esas mismas laderas presentan colores más apagados, perdiendo parte de su encanto visual (aunque para nada es despreciable la visita en esas épocas). Por el contrario, el panorama cambia radicalmente durante el invierno, ya que toda la zona se encuentra cubierta de nieve y la cascada, debido a que todavía no se ha producido el deshielo, deja caer un volumen de agua considerablemente menor.
Qué ver en Skógar
Una de las visitas que no debemos perdernos es el Skógar Folk Museum, un pequeño museo donde poder conocer algo más de la cultura popular y estilo de vida rural islandés. La colección del museo es el fruto de 75 años de empeño por parte de uno de los habitantes locales más ilustres: Pordur Tómasson. Puedes detallar mejor la información en la página web: www.skogasafn.is
En Skógar encontraremos además una iglesia restaurada (que puede visitarse), establos de ganado, varios edificios que albergan casas de hospedaje, hoteles y servicios para los visitantes y campings en los alrededores del pueblo y cerca de la cascada de Skógafoss.
Tampoco debemos perdernos la visita estrella de Skógar, las casas tradicionales de la cultura rural islandesa, con el tejado cubierto de turba. Las casas han sido debidamente restauradas y pueden visitarse.
Recomendación de ruta de senderismo desde Skógafoss
Uno de los operadores que ofrece rutas guiadas, Southcoast Adventure, pone a disposición de los amantes del senderismo y las rutas de aventura, itinerarios interesantes en la zona.
Uno de esos itinerarios, que recomendamos por su peculiaridad, es la Ruta de Fimmvörduháls, que nos conducirá por las inmediaciones de la zona donde entró en erupción el Eyjafjallajökull, partiendo de Skógar, hasta llegar a Þórsmörk.
La ruta completa un total de 23 km. y puede cubrirse en dos jornadas, si reservamos alguno de los dos refugios que podemos encontrar en nuestra ruta: el Baldvinsskáli (www.fi.is), con 12 plazas, y el Fimmvörduháls (www.utivist.is) de mayor capacidad, ya que permite la entrada de 20 personas. Es importante, si deseamos hacer uso de los mismos, informarnos con anterioridad acerca de su disponibilidad, ya que habitualmente suelen estar ocupados y no existe zona de acampada en los alrededores.
Itinerario de la ruta:
Salimos desde la cascada de Skógafoss, ascendiendo por la escalera lateral, hasta la meseta por la que discurre el río Skógá antes de precipitarse en su caída. Avanzamos cerca del curso del río hasta alcanzar «el puente», una pasarela artificial colocada para seguir esa ruta.
Tras cruzar, siguiendo siempre la dirección del sendero, nos adentraremos entre dos glaciares: el glaciar del Eyjafjallajökull y el Mýrdalsjökull.
Hay que ir abrigados y preparados para la lluvia. Estamos en una zona de glaciares, de modo que la temperatura será baja y, además, el tiempo aquí es muy cambiante.
Caminando entre los dos glaciares, la ruta nos llevará a la zona de erupción del Eyjafjallajökull. Desde aquí, el paisaje se caracteriza por suelos humeantes y la visión panorámica de las dos montañas más jóvenes de nuestro planeta: Magui y Módi.
Una vez descendemos del Magui y dejamos atrás el lugar de la erupción, el paisaje casi desolador de los alrededores magmáticos da paso a suelos fértiles donde crecen plantas árticas y arbustos, y es posible observar, a lo lejos, espectaculares formas rocosas que los caprichos de la lava han moldeado erupción tras erupción.
La ruta finaliza con la llegada a Þórsmörk.
Coordenadas de la ruta:
- Inicio: N 63º31.765, Oeste 19º30.756
- El puente del río Skógá: N 63º34.623, Oeste 19º26.794
- Zona de la erupción: N 63º38.208, Oeste 19º26.616
- Final: N 63º40.721, Oeste 19º28.323
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