Situada a apenas 50 km de Reikiavik, la ruta del Círculo Dorado comprende tres de los lugares más emblemáticos cercanos a la capital islandesa. Si vas a Islandia no debes perdértelos por nada del mundo, ya que su espectacularidad te quedará grabada en la retina por mucho tiempo (¡y te va a dejar con ganas de volver!).
Cómo llegar hasta el Círculo Dorado
Como hemos comentado, el Círculo Dorado se encuentra a apenas 50 km de Reykjavík, por lo que acercarse hasta el lugar, desde la capital, o desde cualquiera de los pueblos de sus alrededores, resulta sencillo y no nos requiere una gran inversión de tiempo.
La visita al Círculo Dorado es de esas actividades que podemos realizar tranquilamente en un solo día, por la proximidad entre sí de los distintos puntos de interés que lo integran.
El transporte hasta el Círculo Dorado
En coche: ya sabemos que alquilar un coche en Islandia no es precisamente barato, pero te ofrece la libertad de moverte por la isla a tus anchas. Si te hospedas en cualquier otro lugar que no sea la capital, quizá llegar aquí sea más cómodo con un coche. Y el trayecto es fácil (al ser tan turístico está debidamente señalizado) y corto.
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Mediante una excursión organizada. Esta es la manera más cómoda de visitar este lugar, sobre todo si te hospedas en Reikiavik o alrededores. Además, su precio es relativamente económico si tenemos en cuenta los precios a veces desorbitados que nos encontramos en Islandia.
La excursión se realiza con un guía y visita los 3 lugares emblemáticos que forman el Círculo Dorado. Su duración está en torno a las 6 horas.
Puedes obtener más información y precios de la excursión al Círculo Dorado en la web de Civitatis:
Qué es el Círculo Dorado de Islandia
El círculo Dorado constituye una de las rutas más accesibles y bonitas de las que puedes realizar en Islandia. Agrupa Thingvellir (escrito Þingvellir en islandés), Haukadalur, donde podremos ver uno de los géiseres más famosos y espectaculares: el Strokkur; y para finalizar, la cascada de Gullfoss.
La visita Thingvellir, Haukadalur y Gullfoss es el recorrido básico, pero podemos ampliarlo, o modificarlo, añadiendo algunas actividades a la ruta, como excursiones a pie por la zona, rutas a caballo, o rutas un poco más complejas a bordo de un todoterreno.
La única pega es que, dada su popularidad y su fácil acceso, si viajamos en temporada alta vamos a correr el riesgo de encontrar un número de visitantes considerable. No obstante, en Islandia siempre sueles encontrar turistas sin importar demasiado la época del año y, aunque ciertas zonas como esta son las que más visitantes congregan, los turistas como nosotros no suelen ser una molestia (esta es una de las cosas mágicas de Islandia).
El Parque Nacional de Thingvellir
El Parque Nacional de Thingvellir ocupa una extensión de 236 km. cuadrados, y es uno de los lugares emblemáticos de Islandia. Aquí convergen las dos placas tectónicas responsables de la creación de Islandia, la placa norteamericana y la euroasiática. De su choque y su actividad, aun a día de hoy intensa, se han formado dos líneas de fallas perfectamente visibles y por las que podremos caminar mientras realizamos la visita. La primera de ellas, Almannagjá, que se extiende más de 7,5 km y con una altura que, en algunas zonas, alcanza los 35 metros de altura con facilidad. La otra línea de fallas es la de Hrafnagjá, con una longitud de más de 11 km y una altura un poco más baja que la línea de fallas anterior, con picos máximos de unos 30 metros.
Thingvellir: un lugar de importancia histórica
Thingvellir, o þingvellir en islandés, provienen de la conjunción de las palabras þing (asamblea) y vellir (explanada). El nombre de Thingvellir aparece documentado en el Landnámabók, el libro donde se registraron los primeros años de la colonización de Islandia, como el lugar donde se fundó el Aþingi, el primer parlamento democrático del mundo, en el año 930.
En las asambleas celebradas en el Alþingi, la figura del lögsögumaður (que significa «hablante de las leyes») trataba los asuntos que afectaban a la comunidad. En esas reuniones, celebradas anualmente, se resolvían disputas, se juzgaba y castigaba a quienes hubieran cometido actos criminales, y se recitaban las leyes ante todos los congregados.
Sin duda, Thingvellir fue uno de los lugares más destacados en la historia de Islandia. Y esa importancia histórica hizo que fuera Thingvellir, también, el lugar donde se declarara la independencia de Islandia en el año 1940.
En su ruta podrás visitar la cascada de Oxararfoss que, aunque no tan espectacular como la de Gullfoss, que podrás ver después, es una de las emblemáticas que no debemos perdernos por nada del mundo; además, visitarás el Lago Pingvallavatn, el más grande de Islandia, y las aguas limpísimas del Silfra, donde se organizan actividades de buceo (eso sí, ¡ten en cuenta que las aguas están muy frías!). Puedes contratar esta actividad con antelación, pero es recomendable informarse antes en el mismo parque.



Thingvellir se caracteriza, como casi toda Islandia, por tener poca vegetación y fauna. Sin embargo, si tenemos algo de suerte podremos realizar avistamientos de especies endémicas de la zona, como el zorro polar.
Hay más lugares interesantes por visitar en la zona del Círculo Dorado. Las tres propuestas en este artículo constituyen las que conforman la ruta clásica y engloban los escenarios de mayor belleza e impacto visual. Sin embargo, si disponemos de tiempo y queremos visitar algún lugar cercano de cierto interés, podemos hacer un “alto en el camino”.

Paseo a través del Parque Nacional de Þingvellir
El Valle de Haudalakur
Nos encontramos en un lugar de intensa actividad geotérmica. En Haukadalur se podremos visitar algunos de los géiseres más conocidos de Islandia.
Si alguna vez te has topado con una fotografía de un géiser escupiendo un chorro de agua a varias decenas de metros de altura, tal vez fuera alguno de los que verás en esta parte del Círculo Dorado.
Géiser Strokkur

El géiser más espectacular es el Strokkur, un chorro de agua que entra en acción cada 5-10 minutos aproximadamente, frente al asombro de los turistas que se congregan en los alrededores, en una zona habilitada para observar el espectáculo con total seguridad. El Strokkur lanza su chorro de agua a una altura que ronda, habitualmente, los 20 metros de altura.
Geysir, el géiser sin actividad
Uno de los géiser importantes de la zona, actualmente sin actividad, era el de Geysir, un espectacular chorro de agua que llegaba a alcanzar alturas por encima de los 100 metros. Precisamente, Geysir dio nombre a todos los géiseres del planeta.
Lo lamentable de Geysir es que perdió su actividad debido a la mala praxis humana, ya que se obstruyó por culpa de las piedras y demás objetos que los turistas tiraron en su interior a lo largo de los años.
Así que, recuerda, el cuidado de la naturaleza es esencial no sólo por el impacto que nuestras conductas negligentes pueden tener a corto plazo, sino para preservar esas maravillas de la naturaleza y garantizar su disfrute a las generaciones futuras.
La cascada de Gullfoss
Sin ninguna duda, Gullfoss una de las cascadas más impresionantes que hayas visto nunca y, quizá, la más espectacular de Islandia. Gullfoss se divide en dos saltos de agua que lanzan todo su potente caudal al río Hvítá.

La impresionante fuerza de la cascada de Gullfosss
El salto de agua mide unos 32 metros de altura. Las aguas caen dentro de un estrecho desfiladero de unos 70 metros de anchura, que concentra todo el caudal y provoca el característico ruido ensordecedor del lugar.
La cascada de Gullfoss es una de las etapas de tu viaje que no podrás olvidar con facilidad. Su fuerza y su belleza congregan la esencia de la naturaleza islandesa y nos invitan a la reflexión. Paradójicamente, a pesar del número de visitantes y del ruido que provoca el agua, frente a Gullfoss algo nos insta al silencio, a la paz.
Si somos afortunados, y durante nuestra visita luce el sol, podremos disfrutar del doble arcoíris característico de Gullfoss, algo que no sucede en días más nublados en los que, incluso, la neblina que levanta el agua al precipitarse puede emborronar un poco la vista reduciendo su impacto visual. De todos modos, y sea como sea, la visita merecerá la pena.

Acercamiento a la cascada de Gullfoss
La historia detrás de la cascada de Gullfoss
En la década de los años 20, un grupo de inversores planteó un proyecto hidroeléctrico que pretendía construir una presa en el río Hvítá para producir energía. Tómas Tómasson, el propietario por aquel entonces de las tierras, se negó a ceder los terrenos. No obstante, los inversores consiguieron los permisos por parte del gobierno y parecía a ver luz verde para iniciar las obras.
Ante la posibilidad de que las tierras donde se ubica la gran cascada quedaran invadidas por las instalaciones de una gran central hidroeléctrica, la hija del propietario, Sigrídur Tómasson, caminó descalza hasta Reikiavik como símbolo de su protesta.
Afortunadamente, los inversores no llegaron a dar el pistoletazo de salida al proyecto y el mismo quedó en suspenso, hasta que, en el año 1975, los terrenos fueron cedidos al estado, y declarados reserva natural de Islandia.
Otras visitas interesantes en los alrededores del Círculo Dorado
Además de las tres paradas obligadas, existen otros destinos cuyo interés bien merecen la pena una pequeña parada.
El cráter de Kerid

El cráter Kerid es una de las visitas que podemos hacer dentro del circuito del Circulo Dorado
Se trata de un cráter volcánico en el que se ha formado una pequeña laguna de aguas azules. El lugar está habilitado para la visita turística, pero, al ser una propiedad privada, se requiere el pago de una entrada para acceder a la zona del volcán y visitar el cráter. El precio ronda las 500 ISK (coronas islandesas). Lo más curioso de esta pequeña visita es que podemos bajar hasta el fondo del cráter por una ruta debidamente habilitada. Si eres aficionado a los volcanes o, simplemente, quieres realizar una actividad poco habitual, esta visita bien merece la pena.
Eso sí, te avisamos de antemano. Es un lugar muy turístico, así que no esperes realizar la visita en la más estricta soledad.
Las fuentes termales de Reykjadalur
Las fuentes termales de Reykjadalur no forman parte de la visita que suele realizarse al Círculo Dorado, ya que se encuentran un poco más al sur, pero si queremos vivir la experiencia de sumergirnos en un río de aguas calientes, en un espacio plenamente natural, Reykjadalur es uno de los lugares ideales.
Las aguas termales de Reykjadalur se encuentran en la región de Hveragerði, situada a unos 45 km. de Reikiavik.
El acceso al sendero que conduce hacia las aguas termales es completamente gratuito.

Pequeño puente de madera sobre el río de agua caliente en el valle de Reykjadalur
La zona se encuentra habilitada para su uso, ya que el sendero por el que vamos a caminar es de grava y tierra en su mayor parte y cuenta con pasarelas de madera que nos ayudan a cruzar los pequeños riachuelos que nos encontramos por el camino. Además, una vez alcanzamos la zona donde podremos bañarnos, encontraremos un pequeño espacio habilitado para cambiarnos y varias pasarelas de madera que discurren a lo largo de una zona del río para facilitar nuestra movilidad e impedir que pisemos la flora de los alrededores.
Hay quienes pueden creer que visitar las fuentes termales de Reykladalur y nadar en sus aguas calientes nos ofrece una experiencia similar a la de Blue Lagoon. Sin embargo, las aguas de Reykjadalur no poseen ese característico color azulado de la Laguna Azul ya que no es tan rica en minerales como sí lo es el agua de Blue Lagoon. Además de no contar con las instalaciones ni los servicios que podemos encontrar allí.
Heykjadalur nos ofrece una experiencia más natural, con un contacto mayor con los elementos que la constituyen, el agua, la tierra, el aire frío que azota la zona (sobre todo en la época otoñal o invernal). Y todo ello, tiene las ventajas y los inconvenientes propios de las experiencias al aire libre.
Si te gusta hacer algo de trekking suave y deseas vivir las sensaciones que ofrece un río de agua caliente en plena naturaleza, la visita a las fuentes termales de Heykjadalur es una parada casi obligada. Eso sí, deberás disponer de un vehículo propio para llegar hasta la zona.
Cascada de Bruarfoss
Bruarfoss es una cascada realmente espectacular, a pesar de que ni su altura ni caudal de agua figuren entre las más destacadas de Islandia. Sin embargo, su particular forma circular y el color turquesa de sus aguas la convierten en una de las más bonitas que podremos visitar.

Una de las mejores cosas que tiene es que pocos turistas la incluyen en su ruta del Círculo Dorado, y por eso la visita menos gente que la mayoría de las cascadas del sur de Islandia. Sin embargo, esta ventaja con la ue contamos, gracias a la escasa afluencia de turistas, se empaña un poco cuando tratamos de acceder a Bruarfoss, ya que su acceso es complicado: hay que seguir las indicaciones del GPS hasta encontrar una zona de aparcamiento. A partir de ahí, la ruta se inicia a través de un camino transversal sin apenas señalización que nos llevará a nuestro destino en unos 5 minutos de recorrido.
Bruarfoss nos seducirá con su particular forma circular y por el color de sus aguas: un azul turquesa que es una de sus señas distintivas.
Cabe mencionar que la cascada se encuentra en una propiedad privada, motivo por el que apenas contamos con señalización.